Mi papá tiene síndrome de Down y me hizo profesional

Sader Issa es un jóven de 21 años que estudia odontología en Hama, Siria. La historia de Sader no sólo es maravillosa por el esfuerzo que supone estudiar y salir adelante en un país sumido en guerras. Lo que la hace inusual es que su padre tiene síndrome de Down.

La familia Issa es parte de una sociedad tradicional. Jad Issa, el padre de Sader, trabaja en una fábrica de trigo desde antes del nacimiento de su hijo, y su madre es ama de casa y juntos formaron una familia en la que Sader creció como cualquier otro jóven de su edad.

Según afirma el estudiante tener síndrome de Down en Siria no es fácil y son infinitas las barreras con las que se encuentran las personas con esta condición en todos los aspectos de su vida, ya que son percibidas como vulnerables y dependientes. El jóven afirma que "a pesar de estas dificultades ellos me han enseñado lo que es el amor puro, la ambición y la dignidad". 

"Mi padre a hecho todo lo posible por asegurarme una vida normal, como la de cualquier otro niño. A demás un niño criado en el regazo de una persona con síndrome de Down, como yo, tiene todo el amor que se puede ofrecer. También ha sido mi apoyo económico y psicológico durante mis estudios y por todo ello estoy muy orgulloso y agradecido" 

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